Los días pasaban rápido. Mark buscaba miembros, Silvia intentaba animar al resto del equipo, Yukiko entrenaba todo lo que podía y Axel, bueno, Axel no hacía mucho pero siempre que Yukiko y él coincidían apartaba la vista con un casi imperceptible sonrojo en su cara.
Yukiko desataba su rabia y frustración en cada tiro que realizaba, tanta era la fuerza provocada en sus disparos que no pudo evitar pinchar unos cuantos y conseguir unas agujetas que hacían de su caminar algo bastante cómico. Pero no sentía que pudiera parar, pronto la trasladarían al Raimon para siempre y entonces podría jugar en el mismo equipo que Mark. Aunque no pensaba en el equipo que dejaba a sus espaldas: Season Kings. El equipo en el que había crecido convirtiéndose en una de las mejores jugadoras del país y además de ser la capitana de este equipo. Pero el entusiasmo y el amor por el fútbol de Mark la habían hechizado.
Mientras tanto, por su parte, Axel se encontraba en una encrucijada: ¿Qué es lo que sentía por Yukiko? ¿Acaso solo era deseo o era algo más profundo?. A eso había que sumarle el hecho de que no podía quitarse de la cabeza esa imagen de ella en pijama, con lágrimas en los ojos entrecerrados, las mejillas rojas, los brillosos que tenía los labios tan perfectos para... Pero lo más importante era que cuando bajó un poco la vista pudo ver a la perfección la forma de sus pechos a través del cuello holgado del pijama. Aunque no los vió enteros, esa imagen se le quedó grabada el su cabeza a fuego. Debía cuanto antes aclarar este tema para poder centrarse en los asuntos que le ocupaban.
Y así pasó volando la semana y llegó el día del partido contra la Royal. Todos estaban muy nerviosos, excepto Mark, que era un chico especial y lo que estaba era entusiasmado. Yukiko se encontraba viendo el partido sentada a la sombra en el mismo árbol en el que Axel se encontraba.
-No puedo evitar estar de los nervios por este partido, espero que Mark pueda con los tiros de la Royal- comentó con Axel antes de que el partido comenzara.
Como era de esperar, la Royal le estaba dando una paliza al Raimon; pero lo peor fue cuando empezó el segundo tiempo: la Royal se divertía a base de pegar balonazos a los jugadores del Raimon. Yukiko no podía creerse la masacre que estaba presenciando mientras Axel chasqueaba la lengua como signo de su creciente enfado. El único que quedaba en pie era Willy Glas, que salió corriendo del campo nada más verse solo en el campo, tirando la camiseta al suelo. Antes de que Yukiko se pudiera levantar, Axel había cogido la camiseta y se la ponía mientras se dirigía al campo.
Gracias a Axel el equipo recuperó fuerzas y con su supertécnica del tornado de fuego consiguió meter un gol. Después de aquello la Royal se fue y el Raimon ganó el partido por abandono. Mientras todos festejaban la victoria y lo que sería la unión de Axel al equipo, este devolvió la camiseta y se fue del campo.